sábado, 10 de octubre de 2009

La culpa

La culpa.

Debemos distinguir dos enfoques distintos de la culpa.

1.- La que los demás pueden sentir hacia nosotros, en el sentido de que nos hacen responsables de algún hecho que ellos consideran incorrecto.

2.- El sentimiento que sentimos hacia nosotros mismos, a través del cual nos hacemos responsables de haber hecho o de haber dejado de hacer alguna cosa.

El primer caso, es menos importante en el sentido de que nos afecta mucho menos, e incluso, con la ventaja de que podemos estar de acuerdo o no con este sentimiento de los demás hacia nosotros, dependiendo también en gran medida, de la importancia que la persona que nos culpabiliza de algo tenga para nosotros.

En el segundo caso, el sentimiento de culpa es algo que, de forma consciente o no, nos corroe permanentemente.

Pero en este caso, también podemos distinguir claramente dos tipos de auto culpa:

1.-El sentimiento racional, en el que realmente existe un hecho del que no nos sentimos satisfechos y que es relativamente fácil de superar, bien sea a través de un esfuerzo de análisis del hecho y de asumir que nos hemos equivocado, o bien sea a través de perdonarnos a nosotros mismos cosa que no es la mas conveniente, ya que el perdón es un acto en el que no se integra en la conciencia de forma productiva el hecho en si (cosa que se hace patente en la tan conocida frase, "perdono, pero no olvido").

2.- El sentimiento irracional, en el cual nos culpabilizamos de algo en lo que, cualquier espectador externo e imparcial, observa con toda nitidez que nosotros solo hemos sido las victimas, pero jamás los culpables.

Claramente este segundo caso es el único preocupante, ya que es capaz de modificar de forma muy importante nuestra vida, llegando en algunos casos a inhabilitarnos para ciertos aspectos fundamentales en el crecimiento y desarrollo como personas.

Normalmente, detrás de este sentimiento irracional de culpa, esta escondido el hecho de que aquello por lo que nos sentimos culpables ha producido en nosotros un dolor muy considerable, y el hecho de auto culparnos del mismo nos permite darle sentido y justificación a todo el dolor que hemos tenido que soportar (y que posiblemente seguimos soportando).

Si nosotros no hemos sido culpables del hecho en cuestión..... ¿qué sentido tiene todo el dolor que nos ha producido?

¿Hubiéramos podido hacer algo que no hicimos para evitar el hecho?.

Normalmente este sentimiento esta presente en casos como falta de amor de los padres, abusos sexuales, rotura de la convivencia con la pareja, muerte de algún ser querido, y en general en todos aquellos casos en los que el dolor es casi insoportable en los primeros momentos.

Este sentimiento de auto culpa lleva implícito de forma inevitable una considerable perdida de auto estima, ya que esta es la forma mas simple de castigarnos por nuestra teórica responsabilidad en los hechos.

En nuestra mente, algo irracional nos empuja a hurgar en los hechos buscando nuestra parte de culpa..... ¿mis padres no me querían por que era malo?..... ¿si hubiera sido distinto, me habrían amado mas?.... ¿Hubiera podido evitar los abusos sexuales?..... ¿Mi pareja fue una victima de mi forma de ser?...... ¿Con que acto que no realice hubiera podido evitar la muerte de este ser tan amado?.

Estas y mil preguntas mas se van produciendo de alguna forma en nuestra mente, alimentando el sentimiento de culpa y, en consecuencia una bajada considerable de la confianza en nosotros mismos.

Al final, y como epílogo mental a este sentimiento irracional, llegamos a justificar al, o a los verdaderos responsables del hecho si es que estos existen.

Lo peor de este sentimiento de auto culpa es que se prolonga en el tiempo y crea tales raíces en nuestra mente que se convierte en una parte importante de nuestra forma de ser y de enfocar la vida, y un verdadero obstáculo para el crecimiento sano de nuestra personalidad.

Nos convertimos en protagonistas de una responsabilidad que no tuvimos, cuando en realidad fuimos (y seguimos siendo) victimas de los hechos de los cuales otro u otros fueron los "actores principales" (no siempre podemos considerarlos culpables en función de los hechos en si), y nosotros los que tuvimos que soportar el dolor de los mismos.

La forma de alimentar estos sentimientos es relativamente fácil y absolutamente humana. No existe ningún hecho en el que, si buscamos con suficiente insistencia, no seamos capaces de encontrar algo que no hicimos todo lo bien que hubiéramos podido hacer o bien hechos que hubiéramos podido hacer y no hicimos. De esta realidad sacamos todas las justificaciones necesarias para alimentar nuestro sentimiento irracional de culpa y para castigarnos con lo mas fácil y mas corrosivo que tenemos a mano..... falta de confianza en nosotros mismos.

Pero la máxima irracionalidad de todo esto, estriba en el hecho de que, en la inmensa mayoría de los casos, de lo único que somos culpables es de vivir, (la mas maravillosa de las culpas), y vivir representa inevitablemente acertar y errar, hacer cosas bien y cosas mal, ser victimas o verdugos, amar sin ser amados o ser amados sin amar, y todo ello fruto de la capacidad única de que dispone el ser humano de elegir sus actos y de la implícita responsabilidad que ello conlleva.

Responsabilidad sí. Culpa no.

Ahí esta la clave de la cuestión. Pero teniendo en cuenta que, en los casos que mas nos duelen y en los que alimentamos nuestros sentimientos de culpa, la responsabilidad no va más allá del hecho de estar vivos y de ser como somos.

Si algo de nuestra forma de ser no nos gusta, dediquemos todo el esfuerzo posible a cambiarlo y no malgastemos nuestras fuerzas ni comprometamos nuestro futuro en sentimientos de culpa irracionales, dañinos y que no van a dejarnos vivir en libertad.

Y, bajo ninguna justificación, nos carguemos con las culpas o responsabilidades de los demás. Ese es su problema, así como el nuestro es crecer como seres humanos y asumir que en el camino, no siempre nos sentiremos orgullosos de nuestros actos.

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